¿CÓMO SE HACE?

24 de enero de 2013

El Peyote Asesino - El Peyote Asesino (1995)


Todo espacio se nutre de quien lo hace y de quien lo recibe. En esta Colina hemos visto pasar múltiples errantes, algunos permanecieron, otros se perdieron en el tiempo y espacio. Entre todos ellos uno que apareció un día comentando los discos que iba escuchando fue Jorge Alfonso. Con el tiempo supimos que era uruguayo, que no le gusta demasiado el fútbol y le hacen ruido los discos conceptuales; también que es un gran escucha musical y escritor (Lo pueden leer acá, o acá) y hasta tuvimos el honor que nos envíe un libro suyo a cada uno de nostros y leímos con gusto. Escribir muy bien y melomanía, además de su constancia en este espacio, llevaron a invitarlo a escribir una reseña sobre el disco que quiera. Y acá está, que les aproveche.

“¡El Peyote Asesino está acá! ¡El Peyote Asesino está acá!”
Cuando Sastre me invitó a elegir un disco y reseñarlo,la pregunta obvia fue ¿cuál? Siendo yo un enfermo coleccionista, quizá debía elegir alguna de las rarezas de mi acerbo musical para revalorizar así algún talento ignorado, algún disco extrañísimo, alguna extinta banda de un país lejano y borroso.
Siendo uno un tipo que se dedica a la tan maravillosa como desesperante búsqueda de ese pez enorme y escurridizo llamado “arte” utilizando palabras como anzuelo, quizá debía inclinarme por algún cantautor de versos perfectos y profundos…
Y siendo uruguayo quizá debía rescatar algo de la música de mi país. Pienso en genios como Darnauchans, Mateo, Zitarrosa, Cabrera, tantos otros. Sí, esta idea me seduce. Como reza ese proverbio al que adhiero “que cada cual barra su puerta y así el mundo entero estará limpio”.
Pero de entre tantos y tan grandes músicos y discos que ha dado Uruguay, ¿por qué encapricharme con este, el homónimo primer álbum de El Peyote Asesino?
¿Acaso sus letras son poéticamente brillantes? No, no lo creo (ni me importa). La música es música, y en mi opinión prevalece siempre ante cualquier intento lírico. ¡Por eso se llama música y no poesía, carajo! Más allá de que algunos lograran conjugar ambos mundos, si examino la colección musical que tanto me enorgullece constanto que debido a mis escasos conocimientos de otros idiomas desconozco la mayoría de las letras de las canciones. Y créanme que eso no impide dormir bien.
De cualquier manera la pregunta sigue pendiente: ¿por qué El Peyote Asesino?
Mi respuesta vendrá desde lo afectivo. Porque muchos de los sonidos que nos gustan tienen un gancho emocional que los vincula directamente con nuestra propia historia, con los recuerdos que salen a flote cada vez que le damos al play y revivimos esas épocas que quedaron identificadas con determinada banda sonora personal.
Por eso elijo al Peyote. Porque allá en el lejano 1995 su música llegó a mis oídos gracias a unas pocas radios que la difundían y me fascinó. Porque El Peyote Asesino es un verdadero estampido sónico, furibundo y pontentísimo. Su mixtura de rock, rap, funk, hip-hop y otras yerbas produce un “tuco” que me deja relamiéndome el bigote aún hoy cada vez que lo oigo.
La trayectoria de la banda inicia con este, su disco homónimo, que llegó a vender 1000 copias (¡oh!), todo un record para un medio tan exiguo como el local (de hecho wikipedia indica que fue el album de rock más vendido de Uruguay durante los primeros meses de 1996…). Luego continúa con un video (L. mental) que circuló bastante, fundamentalmente por los canales de música latinos del cable.
El Peyote se mantuvo activo durante los inicios de una especie de “nueva era dorada” del rock uruguayo, si bien la banda se separó sin disfrutarla plenamente. Antes de eso lograron un segundo disco (“Terraja”, 1998), ya firmado como “Peyote Asesino” (sí, quitaron “El”) apadrinados por ese hado mágico de nombre Gustavo Santaolalla, que luego de diversas negociaciones logró ficharlos en Universal.
Más tarde surgieron varias giras por México junto a Molotov, Delinquent Habits y Control Machete, y otros toques en Argentina acompañando a Cypress Hill, Bersuit Vergarabat y Árbol.
El Peyote se separa en 1999 y el vocalista (Fernando Santullo, alias L. Mental, que luego participaría en diversos proyectos como Bajofondo entre otros) forma Kato.
En el 2009 los integrandes del Peyote volvieron a unirse y tocaron en el Pilsen Rock, un evento en el interior del país que provocaba éxodos masivos de jóvenes para ver a las bandas más importantes del momento. Y yo estuve ahí. Cuando la pendejada se retiró de los lugares más próximos al escenario (cual vacacionistas de la primera quincena de enero que vuelven a la ciudad), ahí nos arrimamos los otros, los “ya no tan jóvenes”, los que habíamos ido al toque sólo para ver al Peyote. Y para disfrute de Alfonso y otros miles de fanáticos, toda esa furia, ese poder, ese tuco rabioso de sonidos que era El Peyote revivió de forma inmaculada, como si el tiempo no hubiera pasado. Arrancaron con un impensado cover (Back in black, de AC DC) que nos voló las chapas a todos, y así, casi sin respiro se fueron sucediendo una tras otra todas esas canciones que marcaron para tantos como yo una parte fundamental de nuestras vidas. El Peyote Asesino estuvo ahí. Y yo también. ¿Qué más puedo pedir?

Otros enlaces:
Myspace
Wikipedia

Tracks:

01. El Peyote Asesino - 6:03
02. Chupando La Cuchara - 3:58
03. Wanker - 2:55
04. Todos Muertos - 3:32
05. Satisfaction - 2:37
06. Lyrics - 2:06
07. L. Mental - 3:09
08. H.K. - 3:34
09. Tanta Parla - 4:06
10. Gavilán O Paloma / El Ojo Blindado - 3:03
11. La Concha - 1:30
12. Wanker (Versión Radio) - 2:54

Compresión: CBR 320 Kbps
Tamaño: 98 MB
Pass: somospacifistas
Mi Querido Watson: "L Mental" (Video Oficial)

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